El TEL es un trastorno que afecta principalmente a la adquisición y desarrollo del lenguaje oral y que se puede caracterizar por los diez siguientes atributos:
- Específico. No hay evidencia de un déficit intelectual, trastorno emocional, lesión neurológica, déficit sensorial o un problema motor o sociofamiliar que pueda servir para explicar las dificultades del lenguaje de las personas afectadas.
- Grave. Lo adquieren tarde, pero su desarrollo sigue luego un patrón distintos de lo habitual que complica su pronósitico y tratamiento
- Persistente. Afecta a la adquisición del lenguaje desde sus inicios, se prolonga durante la infancia y la adolescencia, pudiendo dejar secuelas significativas en la edad adulta.
- Heterogéneo. Las características del TEL pueden variar mucho de un niño a otro. Puede afectar a uno, a varios o a todos los componentes del lenguaje (fonología, morfosintaxis, semántica y/o pragmática) y hacerlo además con distintos grados de severidad.
- Dinámico. EL perfil de dificultades y habilidades de las personas afectadas evolucionada con el tiempo. Suelen superarse unos problemas y aparecer otros nuevos, por lo que es necesario evaluar continuamente sus problemas y ajustar la ayuda que reciben a sus necesidades concretas de cada momento.
- Complejo. El problema principal está en el lenguaje oral, pero la mayoría de los afectados presenta problemas en más áreas del desarrollo. Los niños con TEL tienen más probabilidad de tener problemas sociales, emocionales o de conducta y grandes problemas para la adquisición de los aprendizajes.
- Frecuente. Los datos de prevalencia oscilan entre el 2% y el 7% de la población escolar.
- Invisible. Las personas con TEL pueden hablar, por lo que sus problemas no siempre van a resultar evidentes.
- De evolución lenta. Es un trastorno que evoluciona favorablemente, pero requiere tiempo y trabajo. Es fundamental una terapia logopédica precoz, intensiva y de largo duración, con total implicación de la familia y de la escuela.
- Genético. Diferentes estudios apuntan hacia una mayor probabilidad de desarrollar TEL en niños con antecedentes de familiares de trastornos del lenguaje.